Durante la Segunda Guerra Mundial, la marina nazi colocaba en la popa de sus barcos de guerra un águila imperial que sujetaba en sus garras la esvástica alemana como símbolo de lucha y poder. Fue hasta que Hitler se dio cuenta que ésta podía funcionar como trofeo para sus enemigos, que decidió quitarla definitivamente en 1940.
En 1939, el acorazado alemán Admiral Graf Spee, fue hundido por su propio capitán con la finalidad de que éste no llegara a manos de los británicos que le venían persiguiendo. La fecha fue el 13 de diciembre de 1939, el sitio, cerca del Río de la Plata en territorio de Uruguay. El buque se hundiría llevándose consigo una de las águilas de bronce del régimen nazi.
Esta águila, así como todo el navío alemán, viven actualmente una nueva batalla que involucra al gobierno de Uruguay. Y es que el 30 de junio de este año, el permiso que se le había dado al buzo Héctor Bado y su equipo, habrá finalizado sin derecho a renovarlo. En tres meses, el equipo deberá recuperar todas las piezas que pueda del Graf Spee.
Y es que a partir de un decreto firmado por el presidente Tabaré Vázquez en 2006, se suspende indefinidamente la recepción de solicitudes de búsquedas subacuáticas promovidas por particulares. El decreto afectará inclusive a aquéllas que ya se encontraban en lista de espera. ¿La razón? Salvaguardar el patrimonio marino que yace en tierras uruguayas para el beneplácito de los mismos.
Sin embargo, existen diversas voces que chocan al momento de discutir el futuro del Graf Spee. Boda, argumenta que el hecho de rescatar los objetos, además de generarle una utilidad por el hecho de haberlos rescatado, también sirve para que los turistas puedan admirarlas en algún museo. Por el otro lado, William Rey, presidente de la Comisión de Patrimonio hasta diciembre del año pasado, puntualizó que el regresar los objetos a tierra firme podría afectar la condición de los mismos.
La situación no queda ahí, y es que a pesar de que Bado pueda rescatar el mayor número de objetos, le será imposible ganar dinero, ya que el acuerdo con el gobierno fue el de que la mitad del valor de los mismos es del gobierno. Uruguay, no tiene en este momento el monto en el que están valuados para entregárselos totalmente al buzo. Con este panorama, los objetos podrían permanecer encerrados, como muchos de ellos ya lo están.
En fín, veremos hasta qué punto sigue tensa la situación que ha despertado inclusive tintes nacionalistas por el simple hecho de haber rescatado objetos históricos de una época que a pesar de todo, la comunidad alemana y mundial, no pueden ni deben olvidar.
Enrique Figueroa Anaya
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